El día que las chicas sometieron a Baden-Powell

Corría septiembre de 1909 cuando un grupo de seis adolescentes irrumpieron en el primer Jamboree* Scout de Gran Bretaña. Sus identidades nunca habían sido reveladas pero ahora las fotos descubiertas en los archivos de la Asociación de Guías en Londres presentan a las niñas que «obligaron» a Robert Baden-Powell a establecer un programa exclusivamente para las muchachas, las famosas Girl Guides.

En 1909 las niñas de la época tenían prohibido unirse a sus hermanos en las distintas tropas scouts. A pesar de dicha prohibición seis valientes muchachas  se pusieron uniformes de explorador y arremetieron en los terrenos de Crystal Palace para encontrarse frente a frente con el padre fundador del Movimiento Scout, Robert Baden-Powell.

«En el verano nos enteramos de la concentración en Crystal Palace a través de los boy scouts locales», escribió Sybil Canadine en notas enviadas a la Asociación de Guías. Tenía 13 años en 1909 y vivía en Camberwell, al sur de Londres.

No teníamos autorización para iniciar la aventura, pero nos pusimos una especie de uniforme de explorador con camisas y sombreros de boy Scout que habíamos pedido prestadas a los Scouts que no iban al rally.

El 4 de septiembre de 1909 fue un día bastante frío y brumoso. Caminamos las seis millas hasta Crystal Palace porque entre nosotras sólo teníamos dinero suficiente para volver a casa en autobús y no para tomar un autobús hasta allí.

Baden-Powell había convocado a 11.000 Boy Scouts de todo el país dos años después del primer campamento experimental en la isla de Brownsea. El legendario héroe del sitio de Mafeking,  había reconocido en su famosa publicación Scouting for Boys el espíritu aventurero de las las mujeres; «También ha habido mujeres exploradoras de la nación, como Grace Darling, que arriesgó su vida para salvar a una tripulación naufragada, Miss Kingsley, la exploradora africana, Lady Lugard en África y Alaska, y muchas misioneras y enfermeras devotas en todas partes de nuestro Imperio», pero nunca imagino reunir a niñas y niños bajo el alero del escultismo.

Nesta Maude, de Sussex, recordó:

Marchamos hasta la entrada, pero un encargado nos dijo con bastante firmeza que no podíamos unirnos al rally. No discutimos, pero cuando la siguiente tropa de muchachos apareció y marchó a través de la puerta, se llevaron a los dos vigilantes del lado ciego de la puerta de exhibiciones. Una vez dentro, ningún poder en la tierra nos habría sacado.

Las niñas se sentaron en el borde de la arena donde se llevaron a cabo una serie de exhibiciones y marchas. Uno de los que más recuerdo -dijo Canadiense- fue el uso de dos bicicletas para llevar a los heridos en camillas caseras compuestas de postes y abrigos.

Setenta años más tarde, todavía tenía un recuerdo perfecto de lo que sucedió después:

De repente, desde el otro lado de la arena, una figura comenzó a acercarse, de hecho, se dirigió hacia nosotros. Nos dimos cuenta de que era el propio Baden-Powell.

Bajamos por la orilla donde estábamos sentados… y él vino hacia nosotros preguntando, ¿Qué demonios estás haciendo aquí?

Nuestro «líder de la patrulla» dijo; Queremos hacer lo mismo que los niños. Queremos ser niñas exploradoras. Baden-Powell dijo: «Eso es imposible, esto es sólo para los chicos».

Pensamos que nos iba a mandar lejos, pero al final dijo: «Lo pensaré». Entramos en la arena cuando empezó a llover y luego nos unimos a la marcha. Nos pusieron en la parte de atrás con otras chicas.

Se rieron de nosotros, nos silbaron, hubo gritos, pero no nos importó. Estuvimos allí y fuimos parte del espectáculo, y cuando terminaron los discursos y se leyó el telegrama del Rey, levantamos nuestros sombreros y nuestras varas y vitoreamos al Rey e hicimos lo mismo y vitoreamos a Baden-Powell.

Dos meses más tarde, un avergonzado Baden-Powell publicó un folleto en el que proponía la formación del escultismo para niñas. Su nombre seria «Guías» en honor a los rastreadores hombres que Baden-Powell recordaba que operaban en la frontera noroeste de la India cuando había servido en el 13º de Húsares.

Con su hermana Agnes, que se convirtió en la primera presidenta de la Asociación de Guías, Baden-Powell, escribió el primer manual para las Guías, How Girls Can Help Build Up the Empire (Cómo las Niñas Pueden Ayudar a Construir el Imperio). En febrero de 1910 se constituyó la Asociación de Guías, un triunfo para las jóvenes que habían invadido Crystal Palace cinco meses antes. Poco después, la esposa de Baden-Powell, Olave, se convirtió en la primera Jefa Guía de la asociación.

La movilización de las Guías al servicio de los esfuerzos bélicos de 1914-18 ayudó a disipar los prejuicios contra ellas. Se les otorgaba una insignia del Servicio de Guerra después de trabajar 21 días en un hospital o si tejían al menos 15 artículos, incluyendo calcetines y un saco de dormir, para los héroes de guerra.

En el siglo transcurrido, legiones de jóvenes luchadoras -incluidas Clare Short, Julie Burchill, Mo Mowlam y Glenda Jackson- han pasado por sus filas. El movimiento para mujeres, niñas y jóvenes, cuenta ahora con 650.000 miembros, sustancialmente más que las seis muchachas Scouts que fueron menospreciadas bajo los cielos húmedos del sur de Londres en septiembre de 1909.

* Primera concentración de Boy Scouts de Cristal Palace.
Articulo escrito por Ben Summerskill y publicado el 30 de julio de 2000 en The Guardian.

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